Psiquiatra. Director Clínica CMN
El término adicción ‐que proviene del inglés addiction‐ significa "sumisión de
alguien a un dueño o amo", se reserva no sólo para aquellas drogas (legales o no) como
el alcohol, opiáceos, cocaína, anfetaminas, etc., sino también para aquellas actividades legales como la
alimentación, el sexo, la televisión, el juego, el trabajo, etc., lo que se denomina adicciones sin droga (toxicomanías sin tóxico) que suelen tener, a
veces, tanta potencialidad adictiva como las adicciones con droga
y que, en cualquier caso, es una fuente de infelicidad para las personas que sufren estas
dependencias, ya que se sienten incapaces del control de los impulsos que se originan con la propia adicción.
Cada día aumenta el número de jóvenes y también de menos
jóvenes ‐las adicciones se pueden presentar a cualquier edad‐ que pueden sufrir las conductas adictivas,
por las circunstancias tan propicias que se dan en el mundo actual. Entre éstas, el vacío y el aburrimiento
(lo que no deja de ser paradójico en una sociedad en la que se disponen de múltiples medios para el disfrute
personal), también la tendencia inmediata a la gratificación (generalmente por una educación permisiva y
orientada a satisfacer las necesidades del niño, sin ninguna exigencia) o la pérdida de valores de la
sociedad actual que confunde con sus mensajes a tanta gente joven (hay que conseguir el placer, como objetivo
primordial, etc.).
No es infrecuente que acudan a la consulta personas,
generalmente adultas, que tienen una adicción
a Internet. Las formas de adicción
dentro de Internet pueden ser muy variadas ‐muchas veces puede alimentar otras adicciones (al sexo, pedofilia, etc.)‐ y
cuando se trata de una adicción propia a Internet (descrita por Ivan Goldberg, 1995), se presentan los
síntomas típicos, como en el abuso de sustancias tóxicas:
a) Tolerancia (necesidad de incrementar la cantidad de
tiempo de Internet para obtener satisfacción).
b) Abstinencia, con síntomas típicos de ansiedad,
pensamientos obsesivos sobre Internet, agitación, etc.
c) Se accede a Internet con más frecuencia o por periodos
más largos.
d) Esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el
uso de Internet.
Suele existir una relación entre un alto uso de Internet y
la presentación de un trastorno depresivo, aunque es difícil establecer si la depresión es causa o efecto de
la adicción a internet. A menudo está presente y es frecuente en todas las adicciones, el sentimiento de
culpabilidad y la tristeza que pueden acentuar la propia adicción, estableciendo un circulo vicioso que conlleva
una importante alteración en la conducta de la persona adicta.
La adicción al sexo,
puede darse en formas muy diversas: consumo indiscriminado de pornografía,
visitas incontroladas a sexshops, uso de líneas eróticas,
prostitución, pedofilia, etc. Generalmente se trata de un varón, con un impulso incontrolado dirigido a la práctica
sexual física y anónima en forma de acto breve, con frecuencia poco satisfactorio que se repite con
intervalos variables siempre cortos (entre algunas horas y escasos días). La personalidad previa del adicto al sexo
suele ser débil e impulsiva. Alguno de sus rasgos, como fuerte subordinación a la imagen materna, la
inseguridad de sí mismo, el vacío existencial, etc. facilitan la entrada en la adicción.
La adicción al juego (ludopatía),
consiste en un impulso incontrolado que se acompaña de fuerte tensión emocional y no se deja influir por el pensamiento
reflexivo.
El ludópata persiste en sus conductas a pesar de las
consecuencias negativas que éstas provocan en el ámbito personal, familiar, conyugal, laboral y social de
los individuos que por lo general se encuentran profundamente afectados. No existe un perfil específico de
la personalidad, sino distintos rasgos predisponentes que pueden coincidir con los registrados en
otras adicciones, sobre todo la falta de capacidad para el autocontrol, la baja autoestima y
algunos rasgos de la personalidad límite, la personalidad narcisista y la personalidad antisocial. A veces, el
origen de esta adicción está condicionado por un estado de alcoholismo o de dependencia de otras drogas o por un
cuadro depresivo.
Los adictos al trabajo, generalmente
son hombres y de mediana edad (entre los principales profesionales que sufren esta adicción se encuentran médicos, abogados,
periodistas y ejecutivos), que hacen del trabajo el centro de su vida y descuidan la vida familiar y
social. Intentan llenar con el trabajo un vacío (existencial)
que les ocasiona gran ansiedad. El autor V.Frankl llamó
neurosis dominicales a la situación de angustia creada los días que no se permite legalmente trabajar. Los
síntomas de ansiedad, insomnio, irritabilidad y depresión acompañan a esta adicción.
El tratamiento de las adicciones, se centra en una combinación
de tratamiento farmacológico y psicoterapéutico, con adopción de medidas específicas para
cada tipo de adicción. Los fármacos empleados suelen ser los antidepresivos (inhibidores de la
recaptación de serotonina, tricíclicos) y ansiolíticos (benzodiacepinas) y las psicoterapias individual
(cognitivo‐conductual) y de grupo.
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