Dra. Auxiliadora
Javaloyes Sanchís
Psiquiatra Infantil. Directora del Servicio de Salud Mental del Niño y del Adolescente.
Psiquiatra Infantil. Directora del Servicio de Salud Mental del Niño y del Adolescente.
¿Qué son los
complejos? ¿Por qué aparecen en los niños?
Los
complejos pueden definirse como aquellos pensamientos negativos sobre uno mismo
que generan un sentimiento de inferioridad y una baja autoestima.
Aparecen sobre
todo en los niños con unos rasgos de carácter determinados, entre los que se
encuentran un nivel elevado de sensibilidad, alto nivel de exigencia y
perfeccionismo, poca capacidad para verbalizar sus emociones, baja capacidad
para afrontar conflictos y pocas habilidades sociales.
También es
un factor de riesgo individual el tener algún rasgo físico diferenciador como la
obesidad. Son numerosos los estudios que recogen cómo desde los tres años, los
niños prefieren no jugar con compañeros que tengan sobrepeso. Los complejos son
también más frecuentes en niños con problemas de aprendizaje o con dificultades
intelectuales ligeras.
Con respecto
a los factores de riesgo del entorno cabe destacar como relevantes un entorno
familiar negativo y experiencias negativas en el grupo de iguales.
¿Afecta más a niños o a niñas?
Diferencias entre los complejos masculinos y femeninos. ¿Por qué se preocupa
cada uno?
Generalmente
las niñas van a tener más riesgo de tener complejos, ya que para ellas la
imagen es un factor de mayor relevancia. En los chicos, el foco va a en el ejercicio físico y el deporte y la
capacidad intelectual y las destrezas académicas van a afectar por igual a chicos y a chicas.
¿Qué
tipo de secuelas pueden tener en el desarrollo de su personalidad?
Los
complejos repercuten de forma clara tanto en el desarrollo personal como en el
desarrollo social del niño, y es frecuente que los niños crezcan con un nivel
elevado de inseguridad y dificultades en las relaciones con iguales. Como ya
hemos dicho, los complejos inciden de forma directa en el desarrollo de la
autoestima y el autoconcepto del niño, por lo que si no se trabajan y se
superan de forma temprana, pueden generar problemas emocionales importantes,
entre los que se encuentran episodios depresivos y trastornos de ansiedad.
Es frecuente
que durante los distintos estadios evolutivos del niño, aparezcan pensamientos
negativos sobre uno mismo, pero es menos frecuente que estos pensamientos
negativos tengan la intensidad o la cronicidad para convertirse en complejos. A
pesar de esto, se estima que dos de cada diez niños sufre algún complejo.
Es
importante que entendamos que si no intervenimos, es muy probable que la
situación se cronifique y acabe generando un problema. Lo que hace a un niño más
fuerte no son sus complejos sino las experiencias positivas que vaya viviendo,
y en gran parte, las vivencias en familia.
¿Cómo debe ser la educación de los
padres para evitar niños acomplejados?
La familia
es el referente esencial a nivel de desarrollo emocional y social del niño. Un
entorno seguro, en el que el niño crezca recibiendo mensajes positivos y se
potencien valores como la seguridad, la confianza y la comunicación van a
minimizar el riesgo de que se desarrollen los complejos.
La seguridad en uno mismo, ¿la
herramienta fundamental contra los complejos?
Sin ninguna
duda, el tener una imagen positiva de uno mismo y sentirse seguro son las
claves esenciales para no desarrollar complejos.
¿Es la imagen física la principal
fuente de complejos? ¿Cómo luchar contra el poder de la imagen en niños de 0 a
12 años?
Generalmente
es la percepción de la imagen física la que genera de forma más frecuente un
sentimiento de malestar e insatisfacción en los niños. Vivimos en un mundo cada
vez más visual, que nos trasmite desde pequeños la importancia de cumplir
determinados clichés a nivel de imagen. Es importante ayudar al niño a
apreciar en el mismo y en los demás
valores como el compañerismo, el respeto, el esfuerzo y la afectividad como
esenciales a nivel de bienestar y felicidad, y dar menos importancia a la
imagen externa ayudando a entender que la imagen física no es más que un
envoltorio del verdadero regalo que se encuentra dentro de cada niño.
Cuáles son las señales de alarma
para detectar que hay un problema: qué actitud tiene el niño en casa, en la
escuela, se empieza a preocupar por determinados temas. Señales que despiertan
sospecha.
Las señales
de alarma van a aparecer tanto en la faceta social como en la académica y
familiar. En el contexto social, lo más frecuente es que el niño tenga
dificultades para hacer o mantener amigos y evita situaciones sociales. Éstas
van a ser señales de alarma clara a nivel social. En el entorno escolar, un
deterioro del rendimiento académico es el signo más claro a valorar. En la
familia los comentarios negativos las rabietas o enfados, y la presencia de
llanto fácil pueden ser indicadores a tener en cuenta.
Los complejos que teníamos de
pequeños, ¿pueden tener repercusión cuando somos mayores? ¿De qué manera?
La infancia es una etapa de continuo cambio y por este motivo es importante trabajar durante este periodo para modificar estos pensamientos negativos. Los adultos que han crecido con complejos graves y un autoconcepto muy negativo de ellos mismos, tienen un riesgo muy elevado de tener problemas emocionales en la etapa adulta. El adulto suele tener mayor dificultad para relacionarse en grupo y en pareja, y para afrontar demandas a nivel laboral. Si la severidad de estas dificultades es alta, puede llegar a aparecer un trastorno de ansiedad o un cuadro depresivo.
¿Los padres pueden perjudicar a sus
hijos e incluso provocar la aparición de complejos? ¿Cómo y con qué tipo de
actitudes, comentarios, educación, etc?
El estilo
educativo es esencial en el desarrollo de una imagen positiva. Los padres van a
tener la capacidad de modelar mediante experiencias positivas los rasgos de
carácter del niño para conseguir que no se desarrollen los complejos. Por el
contrario comentarios muy negativos, una crítica continua de lo que hace el
niño o una educación que no permita al niño creer en él y sentirse más seguro,
van a tener un efecto negativo en el desarrollo de estos complejos.
Niños de 0-6 años:
En esta franja de edad qué tipo de
complejos pueden aparecer y POR QUÉ.
Hasta la
edad de seis años es difícil que el niño tenga un complejo estructurado ya que
no va a tener capacidad a nivel evolutivo de tener una imagen propia y de su
entorno. Por encima de esta edad, pueden ya apreciarse determinados factores de
riesgo como una tendencia negativa a la hora de interpretar las experiencias,
quejas continuas y comparaciones con los demás en las que se siente inferior.
En casa
puede observarse llanto fácil, rabietas, peleas con compañeros o hermanos.
Es
importante que desde la familia y la escuela se ofrezcan experiencias positivas
y la intervención sea en un entorno lo más
normalizado posible.
La
adquisición de la lectoescritura y unas buenas habilidades sociales van a ser áreas
esenciales a trabajar en esta etapa para minimizar el riesgo del desarrollo de
complejos en etapas posteriores.
Niños de 6- 12 años
Es a partir
de los 6 años cuando van a aparecer los complejos y estos van a estar más
estructurados según el niño vaya creciendo. Los más frecuentes van a ser
físicos por la imagen o las destrezas, o intelectuales cuando aparecen
problemas de aprendizaje o rendimiento.
El malestar
que generan en el niño estos complejos va a mostrarse como una elevada
autocritica, una tendencia a la negatividad y a no afrontar determinadas
situaciones cotidianas por miedo al fracaso o a sentirse inferior.
Es
importante que los padres estén sensibles a estos signos de alarma, y busquen
estrategias para mejorar y potenciar aspectos positivos en el niño, en lugar de
reñirlos y minimizar sus problemas, ya que esto puede repercutir de forma
negativa en ellos.
Es importante
acudir a un especialista si los padres detectan que estos pensamientos
negativos están repercutiendo de forma clara en la vida escolar, social,
familiar o personal del niño.
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