martes, 20 de diciembre de 2011

LA RESEÑA DEL LIBRO "EN MIL PEDAZOS"

EN MIL PEDAZOS” (2003)
      Ed. Taurus (2004)
      Trad. Eva Rodríguez Hallfter
      Pag. 514

            Dos son los pacientes consumidores de drogas que me han hablado de este libro y, como yo creo mucho en la sabiduría de mis pacientes, me animé a leerlo.

            “En mil pedazos” cuenta la experiencia de su autor, James Frey, que con 23 años sus padres lo llevan a un centro de deshabituación para tratar de abandonar su adicción a múltiples sustancias. Así, escrito en primera persona, narra todo el proceso desde que ingresa “hasta las cejas” de todo tipo de sustancias hasta que abandona el centro rehabilitado.

            En este libro Frey trata explicar lo que siente un adicto. Y el objetivo se cumple con creces. En el centro de deshabituación, Frey convive con adictos aislados de la sociedad, con un juez alcohólico o con un abogado adicto al crack entre otros, donde se nos mostrará la dramática lucha por la deshabituación de éstos.
  
Lo interesante del libro es que los sentimientos que tiene un adicto están perfectamente descritos en el libro, Frey utiliza un lenguaje coloquial y como está narrando su propia experiencia sus descripciones son muy acertadas:

-        La desesperación  física provocada por el síndrome de abstinencia

-         La culpa y la vergüenza por los actos cometidos bajo los efectos de las sustancias.

-        La rabia irracional y difícil de controlar que siente el adicto así como los instintos autodestructivos.

-         La tristeza o el dolor de sentirse atrapado

“Un adicto es un adicto. Da igual la raza, el estatus social o económico. Da igual que la adicción sea de drogas, alcohol, crimen, sexo, compras, juegos de azar, comida, televisión o los putos Picapiedra. La vida del adicto es siempre igual. No tiene emoción, no tiene atractivo, no tiene diversión. No hay momentos buenos, no hay alegría, no hay felicidad. No hay futuro y no hay salida. Sólo una obsesión (…)” (Pag. 214)

-         El miedo a las recaídas

-        El deseo de consumo como algo imposible de que desaparezca pero posible de controlar.

            “(…) Estoy recuperándome (…) El sol se ha levantado y el cielo es azul, azul vació azul claro azul limpio. Me bebería el cielo si pudiera, me lo bebería para celebrarlo y dejaría que se colmara y se hiciera yo. Estoy recuperándome.“ (Pag. 236)

-        Los vínculos que se crean entre los adictos

            Un compañero de Frey le cuenta la historia de su vida“ La razón más importante por la que te he contado esta historia es que cuando estés hundido, o creas que no puedes seguir adelante con esta mierda, aguanta, y antes o después, la mierda mejora” (Pag. 235)

            Actitudes de los pacientes frente al tratamiento, la camaradería que se crea entre ellos, los enamoramientos entre los pacientes y la tendencia a romper las normas son representativas de lo que realmente ocurre en este tipo de centros.

-        La compleja relación entre los adictos y sus respectivas familias.
           
            En una sesión de terapia familiar Frey dice: “Me quedo sentado y  miro a mis padres. La furia está dentro de mí y ha subido y está a punto de estallar. No entiendo por qué ocurre esto, pero cada vez que estoy cerca de ellos ocurre. Ellos intentan quererme, yo les hago daño. Ellos procuran portarse bien y ser razonables, yo me niego a ser razonable y portarme bien. Ellos intentan ayudarme, y a mí me sienta mal que lo hagan (…) Ellos intentan quererme, pero siempre lo joden todo a tope” (Pag. 301-302)   

            Frey no trata de estigmatizar  las drogas, insiste en que el problema está en la persona, en este sentido plantea el consumo de drogas como una solución –una mala opción pero seguramente la única disponible en ese momento- frente a una serie de sentimientos contradictorios difíciles de controlar para la persona adicta. Además la actitud de Frey, con la que yo me siento más identificado, no ve la adicción como una enfermedad crónica, sino como  ser un adicto es una (horrible) experiencia de la que se aprende si uno quiere mirar dentro de sí.

Lo que no me acaba de convencer…

            Frey no es escritor profesional y eso se nota, especialmente en la mala elección  las normas de puntuación. El lenguaje y el estilo no entraña ninguna complejidad, donde los diálogos dominan y las breves descripciones son sumamente explícitas y concretas.

            Si en la mayor parte del relato los sentimientos del protagonista son absolutamente creíbles, en la última parte los actos de éste “chirrían”. Frey aprende de las experiencias de sus compañeros,  de los principios de filosofías orientales como el Tao y de las intervenciones de los terapeutas (terapia con los familiares o escribir todos los actos de los que se avergüenza). La manera en que todos estos principios calan en Frey están muy bien descrito, pero el mensaje final de que “sólo con mi fuerza de voluntad es suficiente” no cuadra.

La parte final cuadra más con una película “Made in Hollywood” que con el sentido general de la obra: ¿Quién se cree que los monitores de un centro  se saltarían las normas por honestidad y valentía hacia uno de los adictos? ¿Qué adicto se cree que por exponerse una vez a la sustancia a la que se es dependiente y no consumirla, es un ejemplo de fortaleza? Finalmente la última parte en la que se hace un breve comentario sobre como será la vida de los compañeros más cercanos a Frey cuando abandonen el centro, donde sólo él y un juez salen bien parados, me suena demasiado al eterno sueño americano de “querer es poder” y de que sólo sobreviven los que más fuerza de voluntad tienen.

            A pesar de todo para el que esté familiarizado con los consumidores de drogas por los clichés que sobre ellos dicen las películas, series  o reportajes televisivos este libro le ayudará a quitarse prejuicios e ideas preconcebidas. Para el que está familiarizado con este tipo de personas es un libro que ayuda a ponerse en el lugar de ellos y comprenderlos mejor. Para el que sea consumidor le ofrecerá esperanzas de poder abandonar el hábito.