lunes, 27 de febrero de 2012

¡ Cuidado con la toma de hipnóticos (pastillas para dormir) !


El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente; un trastorno que, con motivo de la actual crisis económica y del mercado laboral ha visto como su incidencia ha ido aumentando considerablemente en los últimos años. Su correcto tratamiento requiere tanto medidas farmacológicas como otras no farmacológicas consistentes en mejorar la higiene del sueño, técnicas de tipo cognitivo-conductual, control de estímulos,……etc.  Pero esto no siempre se hace así, siendo bastante habitual recurrir a todo tipo de tratamientos “alternativos”.
Cuando aparecen las primeras dificultades para conciliar o mantener el sueño el pensamiento inicial es que sólo ha sido una mala noche, con el convencimiento de que, al día siguiente, el problema se arreglará por sí solo.
Si esto no ocurre y esa dificultad para dormir se prolonga durante varios días, los hay que recurren a las terapias naturales o “remedios caseros” (un vaso de leche, un baño caliente, una infusión de valeriana, …...etc); los hay que se acercan a la farmacia más cercana en busca de algún medicamento para dormir de esos que se publicitan en diversos medios y que se pueden adquirir sin receta médica, y hay quien incluso recurre al alcohol, una de las sustancias que más se han utilizado como inductor del sueño desde la antigüedad (aunque hoy en día sabemos que no sólo no mejora el sueño, sino que genera un sueño fragmentado, superficial y mucho menos reparador). Cualquier cosa es válida para “recuperar el sueño”. 
Ante el escaso éxito de las medidas anteriores no transcurre mucho tiempo hasta que se toma la decisión (muchas veces sin control médico) de recurrir a un hipnótico.
Los hipnóticos son los medicamentos más utilizados para el tratamiento del insomnio, y, a grandes rasgos, los podemos dividir en dos grupos bien diferenciados: los no benzodiacepinicos (de más reciente aparición y con menos efectos secundarios) y los benzodiacepínicos. Éstos últimos son todavía en la actualidad los fármacos más consumidos (en el año 2005 se consumieron en España más de 50 millones de envases de benzodiacepinas) y cuando se administran de forma incontrolada, pueden llevarnos al una situación que, en muchas ocasiones, es mucho peor que el punto de partida.
Cuando se emplean hipnóticos como tratamiento de un insomnio y su uso se prolonga durante meses se corre el riesgo de inducir un fenómeno de dependencia y tolerancia, es decir, vamos a necesitar aumentar la dosis para volver a conseguir los mismos efectos que al inicio del tratamiento. Si aumentamos la dosis recuperamos los efectos beneficiosos iniciales sobre el sueño, pero tendremos una mejoría sólo temporal ya que al cabo de varias semanas se volverá a generar de nuevo tolerancia.  
Si decidimos “romper esta espiral” y optamos por dejar de tomar el fármaco podemos encontrarnos con que aparece un insomnio de rebote (por retirada brusca) que es mucho peor que el insomnio que teníamos inicialmente. En la sociedad actual priman las soluciones rápidas y si vemos que estamos peor la tendencia es volver de inmediato al consumo de hipnóticos en un intento de normalizar esta situación.
El deterioro del sueño poco a poco se hace persistente. El hipnótico ya ha perdido ese efecto beneficioso sobre el sueño y además, las crecientes dosis administradas junto con el prolongado tiempo de tratamiento hacen que sus efectos se alarguen más allá del sueño nocturno y aparezcan efectos no deseados también durante el día, con somnolencia, lentitud del pensamiento, torpeza, incoordinación,……etc. . Ahora el problema ya no es sólo por la noche, sino que se extiende a las 24 horas del día.
En ocasiones es el propio insomne quien, en un intento desesperado por buscar una solución, puede empeorar todavía más esta situación, ya que no suele culpar de todos estos efectos indeseables a una prolongación del efecto del hipnótico durante el día, sino que, muy al contrario, piensa que durante el día se encuentra mal porque duerme mal y duerme mal porque probablemente el hipnótico tenga ya poco efecto y, ante esta circunstancia, la solución que cree más adecuada para compensar esta falta de eficacia es subir de nuevo la dosis o añadir un nuevo hipnótico.
La situación se vuelve desesperante; durante las noches no puede dormir y durante el día sufre cansancio, somnolencia, cambios de humor, falta de concentración, irritabilidad,……acompañado de un deterioro en las relaciones personales, familiares y laborales que puede terminar, en los casos más avanzados, en cuadros de ansiedad o depresión.  Es en este momento (ahora que el problema es mucho mayor de lo que inicialmente era, y también mucho más difícil de tratar) cuando la mayoría de los pacientes con insomnio crónico solicitan consulta médica.
Hay que intentar evitar entrar en esta dinámica de toma crónica e incontrolada de hipnóticos para dormir. Si tenemos problemas para conciliar el sueño o para mantenerlo (con frecuentes despertares a lo largo de la noche) lo más aconsejable es no automedicarse y consultar desde el principio a su médico sobre cuál debe ser el tratamiento más indicado para su caso.

    
 Dr. Javier Brualla
Neurofisiólogo Clínico


 Centro de Medicina del Sueño CMN Alicante