miércoles, 3 de abril de 2013

POR QUÉ ES IMPORTANTE REALIZAR UNA DETECCIÓN TEMPRANA EN EL TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD

Dra. Auxiliadora Javaloyes Sanchís
Psiquiatra infanto-juvenil. Servicio de Salud Mental de Niño y del Adolescente. CMN.

Todos hemos oído hablar de la hiperactividad y seguro que si pensamos un poco, somos capaces de identificar en nuestro entorno cercano a niños y niñas que encajan en el perfil del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad. Los estudios de frecuencia detectan que uno de cada veinte niños va a presentar síntomas de desatención, inquietud psicomotora e impulsividad que son lo suficientemente severos como para repercutir claramente en su funcionamiento académico, familiar y social. Esto supone que en cada clase hay entre uno y dos niños van a necesitar de una evaluación y una intervención especializada para asegurar una buena evolución.
La sintomatología central del trastorno va a aparecer antes de los cuatro años e inicialmente va a manifestarse como una inquietud excesiva que les lleva a correr constantemente, a encaramarse a los sitios, a cambiar constantemente de actividad y a ser incapaces de permanecer sentados para comer o para realizar las tareas escolares. Según van creciendo estos niños y de forma paralela a cómo crece la demanda académica, la falta de atención va haciéndose más patente y lleva siempre a un rendimiento académico por debajo de sus posibilidades. En la edad escolar y en la adolescencia a esta sintomatología, hay que añadir la impulsividad que tiene como principal consecuencia una mayor tasa de conflictos entre iguales, y a una mayor tasa de conductas de riesgo.
En los niños no diagnosticados y que no reciben tratamiento especializado van añadiéndose con el paso del tiempo problemáticas que en algunos casos tienen incluso peores consecuencias que las derivadas directamente de este trastorno. Sabemos que además del fracaso académico y de la alta frecuencia de conductas de riesgo (consumo de tóxicos, accidentes, etc.), tres de cada cuatro niños con este diagnóstico, van también a presentar sintomatología de al menos otro diagnóstico psiquiátrico. Entre los diagnósticos más frecuentes se encuentran el de trastorno de conducta, trastorno de ansiedad y episodios depresivos.
Para evitar que los niños con este diagnóstico crezcan sin recibir la ayuda necesaria es necesario aumentar el conocimiento del que disponen los padres y los profesionales de la educación y de la salud. Además se tiene que disponer de un equipo profesional especializado en la evaluación y la intervención de estos problemas. Es importante que además de contar con un psiquiatra y un psicólogo especializados en niños, se disponga de unos profesionales de la psicopedagogía, la neuropsicología y la terapia familiar para garantizar así que todos los aspectos de la evaluación y del tratamiento están cubiertos.
En la Clínica Mediterránea de Neurociencias apostamos por mejorar la asistencia que se está ofertando a los niños y a las familias con este diagnóstico y para ello, además de realizar de forma regular actividades de formación a padres y profesionales, disponemos de una Consulta especializada en el Trastorno por déficit de atención con hiperactividad que cuenta con un equipo profesional cualificado en este campo.  

jueves, 28 de marzo de 2013

NUEVAS CREENCIAS Y CONSUMO DE DROGAS EN LOS JÓVENES

Laura Torrecillas Jiménez. Psicóloga clínica CMN.
Parece ser que nuestras creencias, entendidas como metas ideales y también como formas de comportamiento, pueden llegar a guiar nuestra vida. 

Hoy en día existe la preocupación por el aumento del consumo de drogas en la juventud, tanto legales (alcohol, tabaco), como ilegales (cocaína, cannabis). El consumo de drogas está influenciado por múltiples factores, entre ellos se encuentran las creencias: creencias de la sociedad, de nuestra cultura, del grupo, de la familia y las creencias individuales.

Si la experiencia del consumo de drogas puede verse influenciada por ciertas creencias, podemos plantearnos que pueda haber algunas  que predisponen al consumo de drogas y otras que lo previenen. De hecho, son varias las investigaciones que hacen mención al respecto, pero nada concluyentes. Algunas de ellas hablan de la existencia de diferencias de creencias entre consumidores y no consumidores. Sin embargo, hay otras investigaciones que plantean que no hay tales diferencias, y si las hay no son significativas, considerando que hay una similitud en las creencias de la juventud actual y lo que les diferencia, no son éstas, sino su manera de manejarlas.

A los adolescentes que han pasado por la experiencia del consumo de drogas, si se les plantea cuál fue el motivo para utilizarlas, pueden contestar cosas de este tipo: “porque lo hace todo el mundo”, “porque los riesgos me gustan”, “porque parece divertido”, “porque está de moda”, “porque es parte de la diversión  de la fiesta”,”porque las controlo”. Estos motivos parten de creencias tales como: la creencia de que la vida tiene que ser placentera y estimulante sin preocupaciones o  la creencia de que la libertad personal es hacer lo que uno quiera, o bien la sobreestimación del presente y sobrevaloración de la intensidad del momento antes que la preocupación por el futuro, o quizá,  el valor por la decisión calibrándolo por el grado de riesgo.

De la misma manera puede que existan creencias que prevengan el consumo de drogas, tales como el bienestar físico y mental, la voluntad y disciplina para afrontar dificultades y esperar recompensas, el tener criterio propio para no dejarte influir por las opiniones de los demás, o bien, el  respeto de las normas.

 Si analizamos las creencias predominantes en la sociedad española actual y, en concreto, en lo que se refiere al grupo determinado de jóvenes, encontramos muchas aparentemente dispares: algunas relacionadas con la seguridad, el beneficio personal, el presentismo, vivir al día, apurar el presente, etc., pero también, encontramos otras como el esfuerzo, la autoeficacia personal, la disciplina, etc.

Esta conjugación de creencias supondrá un nuevo estilo de vida para los jóvenes, donde, entre otros muchos cambios, está el hecho de ver  el espacio de ocio como lugar en el que poner a prueba su sociabilidad, siendo más central que la familia o la escuela. Experiencias nucleares de la vida entre los 13-23 años aparecen ahora en el ocio, existiendo la creencia de que si no accedes a la sociedad de consumo fracasarás como persona. Los conocimientos no se interiorizan hasta que no pasan por el filtro de la socialización con los amigos. El ocio es necesario para su ritmo de vida, para sentirse normal. Todo esto tiene que ver con las drogas, ya que el consumo  se ha normalizado en el campo de la diversión, lo cual hoy en día otorga identidad. La mayoría de los jóvenes no van a verse envueltos en  problemas relacionados con las drogas, pero hoy en día el contacto con el tema de una forma u otra va a ser inevitable.

Si queremos actuar en la problemática de las drogas tendremos que intervenir en los espacios de ocio de los jóvenes, articulando esa conjugación de creencias, sin negar o pasar por alto ninguna e intentando integrarlas mejor dentro de nuestro entramado socio-cultural.

miércoles, 13 de marzo de 2013

TRASTORNO BIPOLAR EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

El trastorno bipolar es un trastorno mental importante,  que se caracteriza por episodios recurrentes de depresión, manía o  incluso de ambos estados.

Usualmente el Trastorno Bipolar comienza en la edad adulta, aunque ocasionalmente puede presentarse en la adolescencia.

Es una enfermedad con  una clara implicación genética.  Si uno o ambos padres están diagnosticados de Trastorno Bipolar, hay mayor probabilidad que  los hijos desarrollen este trastorno.

El  Trastorno Bipolar puede iniciarse con síntomas  maníacos o depresivos.

SÍNTOMAS MANÍACOS
SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN
Humor elevado
Tristeza, llantos frecuentes o labilidad emocional.
Euforia desmedida e injustificada
Estupor depresivo.
Irritabilidad excesiva, o cambios bruscos.
Ideas de suicidio o pensamientos reiterados
sobre la  muerte.
Verborrea o excesivamente hablador (a veces se salta de un tema a otro de forma  precipitada).
Falta de sueño o somnolencia
 
Alteración del sueño (insomnio).
Inquietud psicomotora que puede llegar a la agitación.
Alteraciones del apetito, normalmente
anorexia.
Delirio de grandeza y de omnipotencia
 Irritabilidad
Pensamiento superficial.
 
 Decaimiento psicofísico generalizado.
Falta de horas de sueño
Cuando no es excesivamente aguda, puede
manifestarse por malos  resultados  escolares
o por cambios en la   relación social.


TIPOS

En función de los síntomas, y su intensidad se establecen  distintos tipos:

                 Bipolar I  es la forma de presentación clásica, se caracteriza por fases maniacas  elevadas, que pueden requerir hospitalización, así como por depresiones intensas. Es frecuente que aparezcan cuadros delirantes e incluso  alucinatorios.

                 Bipolar II   Presentan depresiones intensas, pero con fases de euforia moderada, que generalmente no  precisan hospitalización y que se denominan  hipomanía.

                 Ciclotimia consiste en una fluctuación constante del estado de ánimo, con periodos hipomaníacos y con otros depresivos, que no revisten la intensidad  ni duración suficientes para ser considerados como  fase hipomaníacas o depresivas.

Algunos autores consideran a los ciclotímicos como sujetos predispuestos  a desarrollar  el cuadro completo, y son vistos por los demás  como inestables, impredecibles, etc.

 
SEÑALES DE ALERTA.

Suele ser  bastante difícil de  determinar la aparición de síntomas  de Trastorno Bipolar, ya que  en muchas ocasiones suelen solaparse con la sintomatología de otros trastornos, principalmente de TDAH, y el Trastorno Negativista Desafiante.

BIPOLAR- MANÍA
TDAH
Humor elevado o expansivo
NO
Irritabilidad
Frecuente
Sentimiento de Grandiosidad
No
Disminución de la necesidad de dormir
Puede estar presente
Hablador en exceso
Presente.
Fuga de ideas
No
Hiperactividad
Presente
Disfrute en actividades de riesgo
Frecuentemente asociado
Distraibilidad
Presente

 
TRATAMIENTO


El tratamiento del  Trastorno Bipolar   es básicamente farmacológico  y  consiste en la prescripción de ESTABILIZADORES DEL ESTADO DE ÁNIMO O DEL HUMOR. Existen algunos clásicos que han demostrado su eficacia en observaciones clínicas y otros más novedosos que, si bien su eficacia no está tan bien comprobada, presentan menos efectos secundarios.
 1. El más estudiado es el LITIO (Plenur). Su Eficacia para prevenir las recaídas en la manía y la depresión está ampliamente demostrada. Igualmente, se ha visto su eficacia en la prevención del suicidio.

2. El VALPROATO SÓDICO (Depakine). Es uno de los antiepiléticos más utilizados en los Trastornos Bipolares, habiendo demostrado su eficacia como estabilizador del ánimo. En la infancia y adolescencia se utiliza con preferencia al litio. Igualmente, es un medicamento bien tolerado.

3. La CARBAMACEPINA (Tegretol). De igual uso que el anterior. También ha demostrado su eficacia. Normalmente se elige la carbamacepina cuando existen episodios de auto- heteroagresividad asociados al Trastorno Bipolar.

4. El TOPIRAMATO (Topamax). Un nuevo antiepilético que viene demostrado su eficacia, aunque faltan ensayos clínicos controlados en la infancia. Tiene la ventaja frente a los anteriores de que no produce ganancia de peso, aspecto psicológico muy importante en la adolescencia.

También se están utilizando los BLOQUEADORES DE LOS CANALES DEL CALCIO. Parece que actúan como estabilizadores del humor.

 
¿QUÉ HACER?

Como hemos dicho, resulta particularmente difícil  la detección  de estos trastornos, ya que muchos de sus síntomas  se solapan con otras categorías diagnósticas, no obstante,  estos mismos síntomas, deberían hacernos solicitar cita con el centro de Salud Mental de referencia.

Sobre todo deben ponernos en alerta cuadros de irritabilidad importante en los más pequeños, también cambios de humor extremos, así como en adolescentes expresiones de grandiosidad.

El diagnóstico debe ser realizado por los servicios de  Psiquiatría infanto Juvenil de referencia, donde  si  se considera necesario, pautarán  el tratamiento  farmacológico adecuado.

Una vez establecido el diagnóstico y el tratamiento,  y estabilizados los síntomas más importantes, el entorno del niño (familia, educadores, etc.), pueden realizar un trabajo importante  para mejorar  la calidad de vida del menor, así como para reducir en frecuencia e intensidad  la aparición de nuevos  brotes.

 La intervención  debería tener en cuenta los siguientes elementos:

·         Detección temprana de síntomas para evitar recaídas.

·         Adherencia y aceptación  del tratamiento  farmacológico

·         Fomento de hábitos de vida saludable.

·         Importancia del consumo de  sustancias tóxicas

·         Se instruye al paciente y a la familia  en los beneficios de  reducir   el estrés.

 

jueves, 7 de marzo de 2013

TRATAMOS LAS ADICCIONES DE MANERA INTEGRAL: Entrevista al Dr. Pedro Antón, Director de la CMN

¿Qué aspectos caracterizan a la Clínica Mediterránea de Neurociencias?
La CMN es un centro muy bien dotado de recursos, con estancias confortables y un ambiente muy cuidado que contribuye al bienestar del paciente e, indudablemente,  con ello a la eficacia de los tratamientos. Tras más de diez años de trayectoria nos hemos convertido en un centro de referencia tanto por la calidad de nuestros profesionales como por nuestros equipamientos, por contar con la tecnología más avanzada y por nuestro alto grado de especialización.
¿Los tratamientos se enfocan desde una perspectiva pluridisciplinar?
Efectivamente, ahí reside buena parte de nuestro éxito. Contamos con psiquiatras, psicólogos, neurólogo, especialistas médicos, personal técnico cualificado, etc. Trabajamos en equipo de forma coordinada en la atención a los pacientes, dentro de un marco médico general, con el apoyo de nuestros servicios (Unidad de rehabilitación; Unidad de diagnóstico por imagen: PET, RNM, TAC, etc.; Unidad antiestrés: piscina climatizada, gimnasios, etc.). En lo  referente a adicciones, somos un centro para el diagnóstico, evaluación y tratamiento de las adicciones, que abordamos desde un enfoque multidisciplinar e integral.
¿Desde cuándo trabaja la CMN en el campo de las adicciones?
La CMN trabaja en  el campo de las adicciones desde el año 2001, cuando comenzamos la actividad asistencial. Posteriormente, desde hace ocho años, comenzó el funcionamiento de la Unidad de Patología Dual para pacientes que presentan un consumo activo de tóxicos, además de un trastorno psiquiátrico concomitante.
Concretamente ¿qué adicciones tratan?¿A través de qué protocolos de actuación y de qué terapias?
Como es sabido, existe en la actualidad  una alta incidencia y prevalencia en los consumos de alcohol y cocaína, por lo que tratamos de manera más frecuente las adicciones a estas dos sustancias que, en muchos casos, la adicción es conjunta. Las adicciones a opiáceos son menos frecuentes , aunque hay que tener en cuenta que no pocos paciente son politóxicomanos, es decir, adictos a varias sustancias. En cuánto a los protocolos de actuación, dependerá  de cada paciente y de su grado de adicción. En función de ello, se decide si es precisa o no la hospitalización y se determina el tratamiento a seguir. Generalmente, estos pacientes pueden beneficiarse de terapias individuales, grupales, de familia y de un tratamiento con psicofármacos. El objetivo inicial es desintoxicar al paciente, al tiempo que se valoran la presencia de otros problemas y se planifica un seguimiento que permita una abstinencia mantenida en el tiempo.
 

miércoles, 27 de febrero de 2013

ENTREVISTA A LA DIRECTORA DEL SERVICIO DE PSICOLOGÍA Y PSICOTERAPIA

La apuesta de la Clínica por potenciar el desarrollo de la atención psicológica a los pacientes ha generado un completo diseño tanto del plan diagnóstico como del tipo de tratamiento. Este trabajo queda liderado por un extenso equipo de psicólogos de especialidades y orientaciones distintas, que pueden responder a la diversidad de demandas y problemáticas. Entrevistamos a la Dra. Ana Belén Jiménez Godoy, directora del Servicio de Psicología y Psicoterapia.
 
¿Qué os diferencia de otros centros respecto al estudio diagnóstico del paciente hospitalizado?

Nuestro protocolo de psicodiagnóstico clínico tiene en cuenta tanto las variables personales, biográficas, familiares y contextuales que se recogerían con varias entrevistas clínicas, así como la elaboración de estudios complementarios de la personalidad que realizamos apoyados de pruebas psicométricas. Pero quizá, algo que nos diferencia más significativamente y que nos facilita una visión más global es el complemento de una exploración neuropsicológica que nos aporta datos sobre el funcionamiento cognitivo de los pacientes muy importantes para un adecuado diseño de los tratamientos, introduciendo aspectos novedosos que otros estudios psicológicos no suelen aportar.

 
¿Este protocolo tan completo lo realizaría un profesional concreto?

Obviamente, estamos hablando de áreas muy específicas que requieren perfiles de profesionales diferentes.  Es así como nuestro Servicio se sirve de especialista en Psicología Clínica, Terapia familiar, Neuropsicología y psicoterapeutas con una línea humanista.

 
¿Visto lo específico de vuestro sistema de psicodiagnóstico, existe otra especificidad también en el tratamiento psicoterapéutico?

Respecto al tratamiento en sí, es de resaltar la atención diaria que este tipo de pacientes recibe y, a partir de los resultados obtenidos en el estudio diagnóstico, diseñamos y supervisamos toda la rutina diaria del paciente hospitalizado de una forma personalizada y en colaboración con el resto de especialistas. Dentro de estas rutinas se incorporan: terapias ocupacionales, psicoterapias de grupo orientadas al conocimiento personal y al afrontamiento de problemas, relajación y, dependiendo de las características de cada paciente, ofrecemos terapias de tóxicos, intervenciones en estimulación cognitiva, talleres de memoria, terapia familiar, terapia de pareja, etc.

 
¿Qué tipo de patologías atendéis con más frecuencia y cuáles a tu entender suelen conllevar mayor dificultad?

No destacaría en relación a la dificultad ninguna en concreto, ya que para cada una el diseño y el proceso es distinto y la biografía y el contexto le otorgan un carácter específico en cada caso. Atendemos todo tipo de patologías, desde las depresiones más comunes, hasta problemas de adicciones, cuadros de ansiedad, trastornos de la personalidad, trastorno bipolar, etc.

 En este sentido, sí que me gustaría señalar que nuestra pretensión es prestar la atención debida a la patología en concreto pero, más allá de ésta, nuestro interés se extiende a generar y crear con el paciente un camino de crecimiento personal que, a raíz de dicha crisis, deja a la persona un espacio para reestructurar y dar cuenta de su persona, de sus capacidades y de sus potencialidades, en definitiva, un espacio para ahondar en el propio sentido de su existencia.

 
¿Qué importancia le ofreces al trabajo en equipo en hospitalización?

Psiquiatría, enfermería y psicología son ámbitos que a mi entender deben ir siempre de la mano. No podemos contemplar dichas áreas como departamentos estancos o independientes, esto implicaría un claro déficit en la evolución del paciente. También considero fundamental la relación con otros servicios médicos como neurología o medicina interna, así como el resto de servicios médicos que intervienen en la hospitalización.


¿Tras la hospitalización del paciente qué papel tiene vuestro Servicio?

Durante estos años la experiencia nos ha hecho ver muy claramente que el seguimiento ambulatorio resulta crucial en la evolución de los pacientes que han estado hospitalizados. Es así como tratamos de elaborar un plan de seguimiento individualizado, ofertando también otros recursos terapéuticos que refuerzan la evolución adecuada del paciente, me refiero a terapias grupales complementarias, terapias familiares y otras que pueden ser necesarias para cada caso.

 
¿Qué tipo de terapias estáis ofertando para el complemento del tratamiento de vuestros pacientes?

Tenemos en marcha diferentes grupos en funcionamiento que complementan, enriquecen y aceleran el tratamiento individual. Actualmente trabajamos con grupos centrados  en el conocimiento y crecimiento personal, terapias grupales psicoeducativas en trastornos específicos como el trastorno bipolar o trastornos alimentarios, terapias también grupales de orientación corporal y emocional y otras más orientadas a los adolescentes y grupos de padres.

 
¿Qué entiendes como fundamental en el rol del psicólogo o psicoterapeuta?

Entiendo al psicoterapeuta como un facilitador, como un acompañante tolerante, flexible, honesto, cercano y por supuesto con gran capacidad humana.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Violencia de hijos a padres


Violencia de hijos a padres
 

Ante el primer indicio de actitud violenta que presenten sus hijos es necesario pedir ayuda médica y de la Administración con el fin de no agravar el problema. En este aspecto existe una falta de colaboración por parte de los progenitores al entender que supondría reconocer que su labor educativa no ha sido buena. La falta de voluntad familiar a la hora de afrontar una actitud violenta de los menores supone encubrir inconscientemente un problema que, por el contrario, lo que precisa es de una atención inmediata.

 
Los cambios sociales y laborales han llevado a muchos padres a compensar su ausencia familiar hacia sus hijos con objetos materiales, y en muchos casos los jóvenes han pasado la barrera de considerar a sus padres como figura garante de autoridad.

 
Los adolescentes tienen poca capacidad crítica y les es más difícil filtrar lo que está bien de lo que está mal. Esta carencia de capacidad crítica les conduce a introducirse en modas consideradas como suburbanas.

Ante las responsabilidades sociales o delictivas que puedan derivarse de situaciones violentas, los propios jóvenes saben que carecen de las mismas, precisamente, por ser menores.

Respecto a la terapia psicológica o psiquiátrica que estos jóvenes pueden recibir es más fácil detectar la actitud y el problema, pero el tratamiento es más prolongado en el tiempo.

miércoles, 13 de febrero de 2013

ENVEJECIMIENTO Y SALUD

“La vejez es la suma de toda la vida, milagro y nobleza de la personalidad humana” (Gregorio Marañón, Médico, científico, escritor y pensador, 1887-1967).

 Marco histórico de la Psicogerontología.
El interés por la vejez y el proceso de envejecimiento se ha venido produciendo a lo largo de toda la historia de la humanidad. Los seres humanos de todas las épocas se han preocupado por buscar la forma de mantener su existencia el mayor tiempo y en las mejores condiciones posibles. En este sentido, la búsqueda del llamado elixir de la vida o de la inmortalidad ha sido una constante en toda la historia de la humanidad, partiendo ya desde los tiempos de la antigua China y del antiguo Egipto.

En esa preocupación por el envejecimiento óptimo, también se han venido desarrollando las ciencias para el estudio e investigación del mismo. Así la Geriatría surgió en 1909 como la disciplina que estudiaba el envejecimiento desde un punto de vista puramente biológico. Con posterioridad, es la Gerontología la que definió el envejecimiento como un proceso biológico influido por aspectos sociales del individuo. Finalmente, con el desarrollo de la Psicogerontología apareció un nuevo concepto de envejecimiento, entendido éste como un proceso natural y consustancial al ser humano, dinámico, universal, irreversible, y multifactorial, determinado por factores biológicos, psicológicos y socioculturales, acorde con la definición de la salud humana establecida en 1946 por la Organización Mundial de la Salud, entendida como un estado de bienestar físico, mental y social y no simplemente como ausencia de enfermedad.

Envejecimiento

El envejecimiento podrá ser normal o patológico según se desarrolle su dinámica. Durante este proceso se aprecian cambios físicos, mentales, psicológicos y sociales, que determinan que al llegar a la senectud, el individuo se enfrente a una auténtica crisis de adaptación, la cual podrá convertirse en una etapa de su vida en la que, al menos, mantenga un nivel adecuado de funcionalidad (envejecimiento normal), o provocar un proceso de deterioro al no lograr superar este crisis. Este deterioro podrá ser reversible en mayor o en menor medida, dependiendo de los recursos biológicos, psicosociales y culturales con que cuente el individuo en concreto. En esta visión holística del anciano surge la Psicogeriatría como la rama de la Psiquiatría que estudia los trastornos psiquiátricos y neuropsiquiátricos de la vejez. Al alcanzar la senectud, las personas sufren todo un espectro de cambios que les condicionan una mayor vulnerabilidad a padecer enfermedades.  En sentido, para poder entender la psicopatología de la persona mayor o anciana, destacamos desde los cambios biológicos que sufre el sistema nervioso central (perdida neuronal) pasando por los cambios sociales (jubilación, disminución del poder adquisitivo, pérdidas de personas queridas,  viudedad, etc) así como los cambios psicológicos (emocionales,  cambios en la autoimagen, autoconcepto y autonomía personal). Todos ellos condicionan que el anciano sea vulnerable a desarrollar enfermedades psiquiátricas y neuropsiquiátricas, destacando entre las mas significativas: los trastornos depresivos y las demencias, principalmente.

Trastornos depresivos y deterioro cognitivo en el anciano

La depresión en el anciano es un trastorno escasamente diagnosticado y poco tratado. Si bien la depresión se refiere una alteración del estado de ánimo, en el anciano suelen existir ciertos rasgos o características especiales. Así tienden al aislamiento y retraimiento familiar y social, suelen presentar alteraciones del apetito y sueño, se encuentran más irritables y  expresan menos quejas de tristeza, siendo más frecuente la aparición de quejas somáticas, que enmascaran así síntomas depresivos relacionados con la alteración del estado de ánimo. También destacar la más que probable presencia de comorbilidad y polifarmacia en el anciano deprimido. La relación entre las enfermedades físicas y el ánimo depresivo es compleja y bidireccional. Por un lado, enfermedades sistémicas (tumores, diabetes, tiroides, artrosis, infartos de miocardio, etc.) y trastornos neurológicos (enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, enfermedad cerebrovascular, etc.) con frecuencia conducen a trastornos depresivos y empeoran el pronóstico negativo sobre los problemas físicos. Por otro lado, la estos problemas físicos  pueden empeorar los síntomas depresivos.  Si bien la enfermedad de Alzheimer (EA) constituye una demencia, el Deterioro cognitivo leve (DCL) representa, en muchas ocasiones, un estado de transición entre el deterioro asociado al envejecimiento  y el desarrollo de verdaderas demencias. El DCL se refiere a la alteración cognitiva cuya intensidad no es suficiente para ser catalogada como demencia, existiendo quejas de memoria, atención, planificación, etc., confirmadas por una valoración neuropsicológica y sin alteración en la autonomía funcional para el desarrollo de las actividades de la vida diaria. La importancia, por tanto, de detectar un DCL es la de identificar y tratar a un grupo pacientes ancianos que potencialmente pueden progresar a una EA. Se considera que el desarrollo de síntomas psicológicos y conductuales (delirios, alucinaciones, agresividad, depresión, ansiedad, irritabilidad, alteraciones del sueño, entre otros) favorece el deterioro cognitivo y la progresión a EA en los pacientes con DCL, además de disminuir la calidad de vida, empeorar las alteraciones funcionales y aumentar el desgaste del cuidador y eventualmente acelerar la institucionalización del paciente.


 Con todo ello, no resulta extraño pensar que el abordaje diagnóstico y terapéutico de la diversa y variada patología psiquiátrica y neuropsiquiátrica del anciano, requieran de un equipo multidisciplinar integrado por diversos especialistas (psiquiatras, neurólogos, neuropsicólogos,  médicos internistas, rehabilitadores entre otros) además de otros profesionales sanitarios (fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupacionales, enfermeros, auxiliares, etc.) que valoren al paciente como un todo, y no como una parte.

La Clínica Mediterránea de Neurociencias ofrece este recurso asistencial mediante estancias de corta duración en la Unidad de Psicogeriatría, coordinada por especialistas en psiquiatría y dirigida a pacientes ancianos psiquiátricos con patología aguda (trastornos depresivos, trastornos maniacos, trastornos delirantes, trastornos de ansiedad, etc.) o con síndromes geriátricos (deterioro cognitivo, trastornos de conducta, pluripatología y polifarmacia, etc.). Para ello, la Unidad de Psicogeriatría tiene a su disposición las magníficas instalaciones de la Clínica Mediterránea de Neurociencias, destacando la Unidad de Hospitalización de corta estancia, salas de terapia, salas de estimulación e intervención cognitiva, salas de actividades de la vida diaria, gimnasio de rehabilitación física, piscina climatizada, entre otras, con el fin de ofrecer una atención personalizada y multidisciplinar al paciente anciano.

 
Dra. Eva Pomares Arias                                                                            
Neuróloga                                                                                                   

Lda. Begoña Martínez Pelegrín
Neuropsicóloga clínica

Coordinadora de la Unidad de Daño Cerebral