Usualmente el
Trastorno Bipolar comienza en la edad adulta, aunque ocasionalmente puede
presentarse en la adolescencia.
Es una enfermedad
con una clara implicación genética. Si uno o ambos padres están diagnosticados de
Trastorno Bipolar, hay mayor probabilidad que
los hijos desarrollen este trastorno.
El Trastorno Bipolar puede iniciarse con
síntomas maníacos o depresivos.
SÍNTOMAS MANÍACOS
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SÍNTOMAS DE DEPRESIÓN
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Humor elevado
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Tristeza, llantos frecuentes o labilidad emocional.
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Euforia desmedida e injustificada
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Estupor depresivo.
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Irritabilidad excesiva, o cambios bruscos.
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Ideas de suicidio o pensamientos reiterados
sobre la muerte. |
Verborrea o excesivamente hablador (a veces se salta de un tema a otro de
forma precipitada).
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Falta de sueño o somnolencia
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Alteración del sueño (insomnio).
Inquietud psicomotora que puede llegar a la agitación.
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Alteraciones del apetito, normalmente
anorexia. |
Delirio de grandeza y de omnipotencia
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Irritabilidad
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Pensamiento superficial.
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Decaimiento psicofísico
generalizado.
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Falta de horas de sueño
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Cuando no es excesivamente aguda, puede
manifestarse por malos resultados escolares o por cambios en la relación social. |
TIPOS
En función de los síntomas, y su intensidad se
establecen distintos tipos:
Algunos autores consideran a los ciclotímicos como sujetos
predispuestos a desarrollar el cuadro completo, y son vistos por los
demás como inestables, impredecibles,
etc.
Suele ser bastante difícil de determinar la aparición de síntomas de Trastorno Bipolar, ya que en muchas ocasiones suelen solaparse con la
sintomatología de otros trastornos, principalmente de TDAH, y el Trastorno
Negativista Desafiante.
BIPOLAR- MANÍA
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TDAH
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Humor elevado o expansivo
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NO
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Irritabilidad
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Frecuente
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Sentimiento de Grandiosidad
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No
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Disminución de la necesidad de dormir
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Puede estar presente
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Hablador en exceso
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Presente.
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Fuga de ideas
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No
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Hiperactividad
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Presente
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Disfrute en actividades de riesgo
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Frecuentemente asociado
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Distraibilidad
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Presente
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El tratamiento del Trastorno Bipolar es básicamente farmacológico y consiste en la prescripción de ESTABILIZADORES DEL ESTADO DE ÁNIMO O DEL HUMOR. Existen algunos clásicos que han demostrado su eficacia en observaciones clínicas y otros más novedosos que, si bien su eficacia no está tan bien comprobada, presentan menos efectos secundarios.
2. El VALPROATO SÓDICO (Depakine). Es uno de los
antiepiléticos más utilizados en los Trastornos Bipolares, habiendo demostrado
su eficacia como estabilizador del ánimo. En la infancia y adolescencia se
utiliza con preferencia al litio. Igualmente, es un medicamento bien tolerado.
3. La
CARBAMACEPINA (Tegretol). De igual uso que el anterior.
También ha demostrado su eficacia. Normalmente se elige la carbamacepina cuando
existen episodios de auto- heteroagresividad asociados al Trastorno Bipolar.
4. El TOPIRAMATO (Topamax). Un nuevo antiepilético que
viene demostrado su eficacia, aunque faltan ensayos clínicos controlados en la
infancia. Tiene la ventaja frente a los anteriores de que no produce ganancia
de peso, aspecto psicológico muy importante en la adolescencia.
También se están utilizando los BLOQUEADORES DE LOS
CANALES DEL CALCIO. Parece que actúan como estabilizadores del humor.
¿QUÉ HACER?
Como hemos dicho, resulta particularmente difícil la detección
de estos trastornos, ya que muchos de sus síntomas se solapan con otras categorías diagnósticas,
no obstante, estos mismos síntomas,
deberían hacernos solicitar cita con el centro de Salud Mental de referencia.
Sobre todo deben ponernos en alerta cuadros de irritabilidad importante en
los más pequeños, también cambios de humor extremos, así como en adolescentes
expresiones de grandiosidad.
El diagnóstico debe ser realizado por los servicios de Psiquiatría infanto Juvenil de referencia,
donde si
se considera necesario, pautarán
el tratamiento farmacológico
adecuado.
Una vez establecido el diagnóstico y el tratamiento, y estabilizados los síntomas más importantes,
el entorno del niño (familia, educadores, etc.), pueden realizar un trabajo
importante para mejorar la calidad de vida del menor, así como para
reducir en frecuencia e intensidad la
aparición de nuevos brotes.
·
Detección temprana de síntomas para evitar recaídas.
·
Adherencia y aceptación
del tratamiento farmacológico
·
Fomento de hábitos de vida saludable.
·
Importancia del consumo de sustancias tóxicas
·
Se instruye al paciente y a la familia en los beneficios de reducir
el estrés.
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