Psiquiatra. Clínica Mediterránea de Neurociencias.
Vivir una vida análoga a una telenovela es vivir la vida de una personalidad límite....
Así se refiere a la personalidad límite uno de los
manuales más conocidos en psiquiatría. Actualmente en urgencias y unidades de
agudos, consultas privadas y unidades de salud mental existe un gran número de
pacientes y familiares que demanda ser atendido de una forma desesperada. Presentan
una especie de caos emocional que interfiere enormemente en la forma de llevar
la vida cotidiana con normalidad (dificultad para centrarse en los estudios,
mantener el empleo, cambios constantes de objetivos y aspiraciones, problemas
de relaciones interpersonales y en general para mantenerse vivo sin hacerse
daño). Muchas veces se sienten solos, incomprendidos, confusos, perdidos,
incompletos, abandonados, y no entienden qué les ocurre. Se trata de personas
especialmente vulnerables y sensibles. Muchas de estas personas tienen un
amplio historial clínico con frecuentes ingresos en urgencias por autolesiones
recurrentes, intentos de suicidio, intoxicación por abuso de sustancias o
episodios agresivos, que ponen en peligro su vida y en ocasiones la de los demás.
Dicen no encontrar una identidad propia ni una explicación a su sensación de
vacío, a sus reacciones impulsivas de ira y/o de autodestrucción.
De todos los trastornos de personalidad el TLP
(trastorno límite de personalidad) es probablemente el más diagnosticado. Representa
el 2-3% de la población, casi un 25% de todos los hospitalizados y el 15% de
los pacientes ambulatorios.
Las personas con un trastornos de la personalidad
presentan un carácter patológico que dificulta la convivencia consigo mismos y con
los demás, todo esto de una forma repetitiva, automática y permanente en su
vivir diario. Según qué tipo de rasgos de carácter predominen, se podrá hablar
de un tipo u otro de trastorno de personalidad.
Pero más allá de los tipos, lo que importa es que ese
desequilibrio emocional (que es lo nuclear) y en consecuencia vital, común en
casi todos, crea una angustia a veces devastadora que se trasluce apareciendo
en su vivir diario como dificultades en la familia, el trabajo, amigos,
parejas, así como conductas anómalas por las que se expresa este desequilibrio:
adicciones, trastornos alimentarios, violencia física y/o verbal,
autoagresiones e intentos suicidas. Muchas veces estas conductas son vías de
escape a esta gran angustia que sufren, pero no su patología central que sería
como hemos dicho el carácter patológico.
El abordaje aunque debe ser integral (fármacos cuando
existan síntomas y psicoterapia) podríamos centralizarlo en una psicoterapia en
profundidad y de larga duración ya que es la vía más sanadora para personas con
dificultades caracteriales dejando la farmacología y los ingresos hospitalarios
para la contención de conductas de riesgo. No obstante, cada vez más en estos
pacientes se han empezado a realizar tratamientos (hospitalizaciones) de larga
duración buscando siempre una reinserción social que sería el último peldaño a
subir: readaptarse de nuevo a su vida habiendo trabajado esos aspectos
cognitivos y emocionales en profundidad.
Muy profunda explicación.
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