martes, 8 de enero de 2013

Tratorno Generalizado del Desarrollo

Dra. Auxi Javaloyes
Directora del Servicio de Salud Mental del Niño y del Adolescente

¿En qué consisten los trastornos generalizados del desarrollo infantiles?
Aunque las etapas  iniciales  del desarrollo son momentos de gran plasticidad a nivel neurológico y de ahí que podamos ver a veces variaciones dentro de la normalidad, existen alteraciones del neurodesarrollo que van a manifestarse desde los primeros años de vida y van a persistir en las distintas fases del desarrollo del niño.
Estas alteraciones pueden desarrollarse a nivel físico (alteraciones motóricas  y/o sensoriales) como a nivel psicológico (alteraciones conductuales, emocionales y  relacionales).
Son estos últimos aspectos del desarrollo (emociones, conducta y relación con el entorno) los que van a marcar la esencia de los trastornos generalizados del desarrollo también conocidos como trastornos del espectro autista. Los trastornos generalizados del desarrollo se caracterizan por alteraciones en el área de las relaciones sociales y la comunicación y por un patrón de intereses muy restringido. Lo que vamos a ver por tanto son niños y niñas que desde los primeros años de vida presentan alteraciones en el lenguaje tanto verbal como no verbal, problemas para relacionarse con iguales (a veces con tendencia al aislamiento) y un nivel muy rígido de intereses que les lleva a presentar alteraciones en el patrón de juego.
De todas las etiquetas diagnósticas que se utilizan en salud mental infantil, las de estos problemas son las mas complejas de entender tanto por las palabras que se utilizan (trastorno, generalizado, espectro…) como por los perfiles tan diferentes que pueden tener niños con el mismo diagnóstico (en el mismo diagnóstico tendríamos a niños autistas que presentan una problemática muy grave con retraso mental y a niños con síndrome de Asperger que tienen sólo pequeños desajustes en las facetas arriba descritas y una buena capacidad intelectual).
Existe además un debate abierto sobre la frecuencia de este diagnóstico, detectándose un aumento claro de niños con estos síntomas en los últimos años. Por este motivo va  ser muy importante que conozcamos bien esta patología.
 ¿Cómo se detectan? ¿Cuándo pueden surgir las mismas?
Existen signos de alarma que vamos a poder detectar en el primer año de vida, pero generalmente el diagnóstico se realiza entre el segundo y tercer año de vida. En función de la gravedad del diagnóstico y de que exista o no un retraso mental asociado, el diagnóstico va a ser más fácil de realizar a una edad temprana.
Suele ser el retraso de lenguaje (aunque en algunos casos el lenguaje se instaura de forma precoz) el signo de alarma más claro. También en el área del juego y la interacción tanto con adultos como con otros niños se pueden detectar desajustes claros (tendencia a estar solo, no interés por los juguetes, no mantiene la mirada, parece estar sordo o poco conectado con el entorno…). Además puede aparecer cierta rigidez que en ocasiones se manifiesta como manías en áreas como la alimentación, el juego o la televisión.
Como contraste a estas dificultades, pueden aparecer desde la primera infancia áreas de habilidad especial, sobre todo en lo relacionado con lo visual (reconocer logotipos, darse cuenta de pequeños detalles…).
 
 ¿Qué tipo de casos llegan a la Clínica Mediterránea de Neurociencias?
Cada vez más llegan a la consulta niños más pequeños (a partir de los catorce meses) ya que tanto los profesionales de la pediatría como las familias están más sensibles a estas alteraciones del desarrollo. La mayoría de los casos acuden a consulta entre los tres y los cuatro años, que coincide con el primer año del preescolar, y es cuando algunas de estas alteraciones se hacen claramente visibles debido a la exigencia que supone el contexto escolar. Por desgracia, siguen también llegando a la consulta niños mayores y adolescentes, que en ocasiones presentan ya una trayectoria de problemas en la esfera social, académica y personal de varios años de evolución y en los que no se ha realizado un diagnóstico adecuado de su problemática.
Además de la entrevista clínica y la observación del niño, va a ser importante para confirmar el diagnóstico que se realice una evaluación de aspectos como el juego, las habilidades sociales y el lenguaje. También es importante la recogida de información del centro escolar.
 
¿Existen diferencias de género en los trastornos generalizados del desarrollo infantiles?
 En los trastornos generalizados del desarrollo existe una diferencia muy clara entre sexos. De cada diez niños diagnosticados sólo dos van a ser niñas. Esto confirma que existe una base claramente biológica de estos diagnósticos.
¿Cuáles son las pautas de intervención y/o tratamiento?
Una vez  confirmado el diagnóstico, la intervención debe centrarse en potenciar las habilidades comunicativas (lenguaje verbal y no verbal), las habilidades sociales, mejorar el patrón de juego y trabajar empatía y situaciones sociales. De forma paralela hay que intervenir en el aprendizaje, donde pueden existir dificultades en la lectroescritura y en la comprensión. Cuando más predecible  y estructurado esté el entorno del niño, mejor va a ser el ajuste conductual y la capacidad de avanzar y mejorar.
Es importante planificar una intervención integral que incluya  logopedia, psicología, psicopedagogía y psiquiatría. En algunos casos en los que la sintomatología es muy severa, se puede utilizar medicación que ayude a rebajar la gravedad de los síntomas.
¿Cómo es el papel de la familia en los trastornos generalizados del desarrollo infantiles?
La familia juega un papel esencial en la detección de este diagnóstico. Es muy importante apoyarlos en el proceso diagnóstico. De igual manera, en la intervención van a ser  los co-terapeutas por lo que es muy importante que sean conocedores de las pautas específicas para el manejo de estos diagnósticos.
¿Y el de los maestros?
La escuela tiene dos funciones esenciales: la de aprendizaje y la socializadora. En estas áreas es donde los niños con trastornos generalizados del desarrollo tienen mayor dificultad y por tanto las intervenciones desde este contexto son imprescindibles para una buena evolución. Con la excepción de los niños que tienen un retraso mental que van a precisar de escolarización en recursos específicos, los niños con trastorno generalizado del desarrollo  van a escolarizarse en aulas ordinarias.
Es importante realizar los ajustes necesarios tanto a nivel de recursos (logopedia, psicopedagogía y pedagogía terapéutica, como de estrategias específicas que favorezcan el aprendizaje y las habilidades sociales. 
 
¿Considera que la sociedad tiene suficiente información al respecto?
Aunque en los últimos años se han producido avances sociales tanto a nivel de conocimientos como de integración de niños con trastornos generalizados del desarrollo, existe todavía una necesidad clara de avanzar en este área. Las asociaciones de familiares y los profesionales que trabajamos en este campo jugamos un papel esencial en la formación y la divulgación de estos conocimientos.
 
¿Existen medios y/o recursos suficientes para paliar las limitaciones que presentan?
Los recursos multidisciplinarios especializados en este campo son escasos.  En la mayoría de los casos la familia pasa por distintos profesionales y recursos hasta encontrar la ayuda adecuada. Aunque existen algunas ayudas para estas familias, son también limitadas, por lo que a la dificultad para encontrar profesionales y recursos especializados hay que sumar el coste económico que supone para las familias. Por este motivo es importante seguir avanzando en el proceso de coordinación, gestión y creación de recursos y ayudas específicas para niños con estos diagnósticos.
 

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