Dra. Auxi Javaloyes
Directora del Servicio de Salud Mental del Niño y del Adolescente
¿En qué consisten los trastornos
generalizados del desarrollo infantiles?
Aunque
las etapas iniciales del desarrollo son momentos de gran
plasticidad a nivel neurológico y de ahí que podamos ver a veces variaciones
dentro de la normalidad, existen alteraciones del neurodesarrollo que van a
manifestarse desde los primeros años de vida y van a persistir en las distintas
fases del desarrollo del niño.
Estas
alteraciones pueden desarrollarse a nivel físico (alteraciones motóricas y/o sensoriales) como a nivel psicológico
(alteraciones conductuales, emocionales y
relacionales).
Son estos
últimos aspectos del desarrollo (emociones, conducta y relación con el entorno)
los que van a marcar la esencia de los trastornos generalizados del desarrollo
también conocidos como trastornos del espectro autista. Los trastornos
generalizados del desarrollo se caracterizan por alteraciones en el área de las
relaciones sociales y la comunicación y por un patrón de intereses muy
restringido. Lo que vamos a ver por tanto son niños y niñas que desde los
primeros años de vida presentan alteraciones en el lenguaje tanto verbal como
no verbal, problemas para relacionarse con iguales (a veces con tendencia al
aislamiento) y un nivel muy rígido de intereses que les lleva a presentar alteraciones
en el patrón de juego.
De todas
las etiquetas diagnósticas que se utilizan en salud mental infantil, las de
estos problemas son las mas complejas de entender tanto por las palabras que se
utilizan (trastorno, generalizado, espectro…) como por los perfiles tan
diferentes que pueden tener niños con el mismo diagnóstico (en el mismo
diagnóstico tendríamos a niños autistas que presentan una problemática muy
grave con retraso mental y a niños con síndrome de Asperger que tienen sólo
pequeños desajustes en las facetas arriba descritas y una buena capacidad
intelectual).
Existe
además un debate abierto sobre la frecuencia de este diagnóstico, detectándose
un aumento claro de niños con estos síntomas en los últimos años. Por este
motivo va ser muy importante que
conozcamos bien esta patología.
Existen
signos de alarma que vamos a poder detectar en el primer año de vida, pero
generalmente el diagnóstico se realiza entre el segundo y tercer año de vida. En
función de la gravedad del diagnóstico y de que exista o no un retraso mental
asociado, el diagnóstico va a ser más fácil de realizar a una edad temprana.
Suele ser
el retraso de lenguaje (aunque en algunos casos el lenguaje se instaura de
forma precoz) el signo de alarma más claro. También en el área del juego y la
interacción tanto con adultos como con otros niños se pueden detectar
desajustes claros (tendencia a estar solo, no interés por los juguetes, no
mantiene la mirada, parece estar sordo o poco conectado con el entorno…).
Además puede aparecer cierta rigidez que en ocasiones se manifiesta como manías
en áreas como la alimentación, el juego o la televisión.
Como
contraste a estas dificultades, pueden aparecer desde la primera infancia áreas
de habilidad especial, sobre todo en lo relacionado con lo visual (reconocer
logotipos, darse cuenta de pequeños detalles…).
¿Qué tipo de casos llegan a la Clínica Mediterránea de
Neurociencias?
Cada vez
más llegan a la consulta niños más pequeños (a partir de los catorce meses) ya
que tanto los profesionales de la pediatría como las familias están más
sensibles a estas alteraciones del desarrollo. La mayoría de los casos acuden a
consulta entre los tres y los cuatro años, que coincide con el primer año del preescolar,
y es cuando algunas de estas alteraciones se hacen claramente visibles debido a
la exigencia que supone el contexto escolar. Por desgracia, siguen también
llegando a la consulta niños mayores y adolescentes, que en ocasiones presentan
ya una trayectoria de problemas en la esfera social, académica y personal de
varios años de evolución y en los que no se ha realizado un diagnóstico
adecuado de su problemática.
Además de
la entrevista clínica y la observación del niño, va a ser importante para confirmar
el diagnóstico que se realice una evaluación de aspectos como el juego, las
habilidades sociales y el lenguaje. También es importante la recogida de
información del centro escolar.
¿Existen diferencias de género en los
trastornos generalizados del desarrollo infantiles?
¿Cuáles son las pautas de intervención y/o
tratamiento?
Una
vez confirmado el diagnóstico, la
intervención debe centrarse en potenciar las habilidades comunicativas
(lenguaje verbal y no verbal), las habilidades sociales, mejorar el patrón de
juego y trabajar empatía y situaciones sociales. De forma paralela hay que
intervenir en el aprendizaje, donde pueden existir dificultades en la lectroescritura
y en la comprensión. Cuando más predecible
y estructurado esté el entorno del niño, mejor va a ser el ajuste conductual
y la capacidad de avanzar y mejorar.
Es
importante planificar una intervención integral que incluya logopedia, psicología, psicopedagogía y
psiquiatría. En algunos casos en los que la sintomatología es muy severa, se
puede utilizar medicación que ayude a rebajar la gravedad de los síntomas.
¿Cómo es el papel de la familia en los trastornos
generalizados del desarrollo infantiles?
La
familia juega un papel esencial en la detección de este diagnóstico. Es muy
importante apoyarlos en el proceso diagnóstico. De igual manera, en la intervención
van a ser los co-terapeutas por lo que
es muy importante que sean conocedores de las pautas específicas para el manejo
de estos diagnósticos.
¿Y el de los maestros?
La
escuela tiene dos funciones esenciales: la de aprendizaje y la socializadora.
En estas áreas es donde los niños con trastornos generalizados del desarrollo tienen
mayor dificultad y por tanto las intervenciones desde este contexto son
imprescindibles para una buena evolución. Con la excepción de los niños que
tienen un retraso mental que van a precisar de escolarización en recursos
específicos, los niños con trastorno generalizado del desarrollo van a escolarizarse en aulas ordinarias.
Es
importante realizar los ajustes necesarios tanto a nivel de recursos
(logopedia, psicopedagogía y pedagogía terapéutica, como de estrategias
específicas que favorezcan el aprendizaje y las habilidades sociales.
¿Considera que la sociedad tiene suficiente
información al respecto?
Aunque en
los últimos años se han producido avances sociales tanto a nivel de
conocimientos como de integración de niños con trastornos generalizados del
desarrollo, existe todavía una necesidad clara de avanzar en este área. Las
asociaciones de familiares y los profesionales que trabajamos en este campo
jugamos un papel esencial en la formación y la divulgación de estos
conocimientos.
¿Existen medios y/o recursos suficientes para
paliar las limitaciones que presentan?
Los
recursos multidisciplinarios especializados en este campo son escasos. En la mayoría de los casos la familia pasa
por distintos profesionales y recursos hasta encontrar la ayuda adecuada. Aunque existen
algunas ayudas para estas familias, son también limitadas, por lo que a la
dificultad para encontrar profesionales y recursos especializados hay que sumar
el coste económico que supone para las familias. Por este motivo es importante
seguir avanzando en el proceso de coordinación, gestión y creación de recursos
y ayudas específicas para niños con estos diagnósticos.
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