En los comienzos del siglo XXI en la Salud Mental nos hemos
encontrado desbordados en las consultas, desde la Anorexia y Bulimia hasta las
adicciones múltiples, llegando a los Trastornos de la Personalidad.
Siempre se ha asociado el término
locura a unos pacientes que están “fuera de la realidad”, a la psicosis
principalmente, pero ¿no está fuera de la realidad el maltratador o la anorexia
o simplemente nosotros cuando no aceptamos que no está todo lo que queremos
disponible llegando a enloquecer como niños? Vamos a respetar la palabra locura
y dejarla a un margen.
Cuando se definió el término
locura, los “locos” eran encadenados con cadenas pesadas para que no se
escaparan y considerados endemoniados en los antiguos asilos. Fue Pinel, médico
del siglo XVIII, quien les quitó las cadenas, los limpió y dijo que no estaban
embrujados, comenzando a tratarlos dignamente como enfermos y como personas. Desde
entonces, han pasado muchas cosas y la salud mental ha avanzado hasta el dia de
hoy de forma exponencial, pero tenemos que seguir quitando cadenas.
Lo primero a plantear es la idea
de si son enfermos o no. Tal vez lo más prudente sea deducirlo, decir que si
acuden al psiquiatra, psicólogo, urgencias, etc., con sufrimiento, autolesiones,
ideas suicidas y conflictos en general, será que “algo” les pasa. En mi opinión
claramente son enfermos, pero las cadenas las tienen puestas “en su carácter” principalmente y esto no se
entiende tan claro y nítido como se podría entender en una enfermedad muy
conocida como es la Esquizofrenia, de ahí que sus familiares se desesperen
todavía más.
Desde las definiciones que se han
dado, podría decirse de los Trastornos de la Personalidad que son aquellas
personas con dificultades claras arraigadas en su carácter y en su conducta,
con dificultades que se empiezan a manifestar con claridad en su juventud.
Lo que ocurre es que la
constitución y el temperamento (determinada forma de reaccionar congénitas)
obedecen más a la herencia genética y el carácter, sin embargo, surge cuando
interacciona eso que traemos de casa (el temperamento) con el medio ambiente
(padres, amigos, hermanos, rupturas, humillaciones, etc.) y de esa interacción
que se va formando desde que somos pequeños surge el carácter.
Pero es que, además, lo que
coloquialmente se denomina “mi forma de ser” (el carácter) es un peso muchas
veces para la persona, porque es una forma “automática” en la que “yo” me
manejo todos los días porque he aprendido a hacerlo así para defenderme de la
vida, por eso hay gente más masoquista que otra, otros más extrovertidos, otros
más solitarios y otros tremendamente suspicaces que sospechan hasta de su
sombra.
Lo que queremos transmitir es un futuro más esperanzador para estos pacientes, porque psiquiatras y psicólogos tenemos mayor conocimiento teórico de ellos. La investigación biológica y genética así como en Neuroimagen están fuertes en este campo, igual que el avance de una psicoterapia más específica para ellos.
Estamos claramente más preparados
que antes y aunque se habla alguna vez como los “nuevos pacientes crónicos”, ya
no es lo mismo, quitaremos poco a poco sus cadenas y seguiremos trabajando por
darles el espacio digno que se merecen en la salud mental de hoy.
Dra. Paloma C. Navarro Gómez
Psiquiatra. Clínica Mediterránea de Neurociencias
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