jueves, 15 de noviembre de 2012

LA ANSIEDAD


La ansiedad es un componente básico de la condición humana. Es un fenómeno experimentado en cualquier cultura o sociedad que surge como una reacción fisiológica y emocional ante diferentes situaciones ambientales. Como mecanismo de supervivencia del organismo, desempeña un papel protector en la preservación del individuo y de la especie, ya que sirve para alertar al ser humano de posibles peligros así como enfrentarse o adaptarse a ellos.  
  
Existen diversos casos donde las respuestas de ansiedad no funcionan como mecanismo adaptativo, de tal manera que el individuo las percibe como respuestas descontroladas, demasiado exageradas para el estímulo que las ha provocado y fuentes de sufrimiento en el que las padece. A esta manifestación se le llama ansiedad patológica, ya que aparecen ante estímulos insignificantes, presentando una intensidad exagerada o persistiendo más allá de lo necesario. Los trastornos de ansiedad, junto con las adicciones, son los problemas clínicos más frecuentes entre la gente.
  
Algunas manifestaciones clínicas de la ansiedad patológica son las crisis de angustia (presencia de estallidos bruscos e inesperados de ansiedad con sensaciones de carácter físico que producen el temor a un ataque cardiaco), la agorafobia (aparición de ansiedad al encontrarse en lugares o situaciones donde escapar puede resultar difícil o embarazoso), la fobia social (temor repetido al exponerse a situaciones sociales en las que el sujeto se enfrenta a personas que no pertenecen al ámbito familiar, así como a la posible evaluación por parte de los demás).   
  
Las características cognitivas de todas estas patologías son:  

1) Las preocupaciones excesivas e incontrolables relacionadas con la incapacidad para hacer frente a las dificultades cotidianas. 
2) El temor a las críticas de los demás. 
3) Una atribución errónea de los síntomas físicos de ansiedad (por ejemplo la creencia errónea de que la taquicardia va a ir acompañada de un ataque al corazón o de que el malestar subjetivo experimentado es una señal de que se está volviendo loca).  

Las mujeres se ven más afectadas que los hombres por los trastornos de ansiedad. Quizás esto se pueda explicar  desde una perspectiva biológica, pues la ansiedad favorece la supervivencia de la mujer, menos dotada físicamente para defenderse de los peligros de la naturaleza, que requiere una protección adicional durante el embarazo y la crianza de los hijos. 

Problemas médicos como la diabetes, la hipertensión o el cáncer pueden provocar ansiedad adaptativa o ansiedad patológica, dependiendo de la gravedad objetiva de la enfermedad, la personalidad de la persona, las estrategias de afrontamiento y la presencia o ausencia de apoyo social y emocional. 

Se ha descubierto que una situación de ansiedad crónica afecta al sistema inmunológico disminuyendo el nivel de resistencia del individuo ante ciertas enfermedades. La ansiedad, en ausencia de tratamiento, puede dar lugar a la aparición de trastornos como el consumo perjudicial de sustancias (alcohol o benzodiacepinas), la depresión, o enfermedades físicas (úlceras, afecciones cutáneas, tensión muscular, disfunciones sexuales, fatiga crónica y trastornos cardiovasculares). 

Un problema importante relacionado en los problemas de ansiedad son las conductas de evitación. Éstas consisten en posponer actividades que se deberían llevar a cabo, no aceptar invitaciones o no enfrentarse con las dificultades. En un primer momento producen alivio, sin embargo esta evitación acaba minando la confianza de uno mismo y cada vez se amplían más las situaciones temidas. 

Los tratamientos de la ansiedad dependen del enfoque utilizado, aunque todos buscan  reducir el nivel de ansiedad para poder tener una calidad de vida adecuada. Desde una perspectiva cognitivo-conductual se utilizan sobre todo técnicas de relajación y respiración. Se considera que el reaprendizaje de una respiración adecuada es una estrategia de afrontamiento útil para hacer frente a la activación fisiológica de este tipo de problemas; la relajación es un medio muy adecuado para reducir la tensión crónica y para controlar las respuestas de activación del organismo.

Desde una perspectiva farmacológica los ansiolíticos funcionan como calmantes temporales de tal manera que cuando se suprime su consumo vuelve a aparecer la ansiedad, motivo por el que se recomienda compaginar los tratamientos farmacológicos con tratamiento psicológico.

Óscar Guinea, psicólogo. Unidad de Psicología CMN


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